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Crónica | Una noche más de Megatoma en Engativá

Por: webmasterlocal
Publicado el: Mayo 2025

El hombre flaco cincuentón espera resignado. Junto a él, su mujer sostiene un paquete de documentos. Rodeados por policías, funcionarios de la Secretaría de Gobierno y personal de la Alcaldía Local de Engativá, a estos dos se les cae su sueño a pedazos. Unos meses atrás les habían arrendado este bar, de un piso en el barrio El Muelle, con la promesa de que todo estaba en regla. Los supuestos permisos para ocupar el espacio público son una mentira.

No hay clientes. Afuera, en la avenida, unas mesas y sillas plásticas lucen desoladas. El amplio andén lo completan unos juegos de ‘boliranas’ en las esquinas y una iluminación tenue con rielas azules y bombillos amarillos. Confirmado: los papeles están vencidos. “Estos operativos no los hacemos por capricho”, dice el alcalde local, Víctor Hugo Huertas, quien encabeza esta nueva megatoma, en tono de consuelo. “Es nuestra labor garantizar la seguridad de todos. Y eso solo se logra haciendo cumplir las normas”, remata con firmeza.

No hay gritos ni confrontaciones. Solo el silencio de la resignación.

La jornada había comenzado tres horas antes, a las 5:40 p.m. de un miércoles frío en la décima Estación de Policía de Engativá. Siempre es el punto de partida de este operativo, que articula la presencia en bloque de varias entidades para verificar establecimientos nocturnos y garantizar la legalidad en zonas críticas. En esta ocasión se alistan hombres y mujeres de Secretaría de Gobierno, Secretaría de Seguridad, Policía Nacional y Fuerza Aérea. El alcalde local lleva la voz cantante. Sus gestores de seguridad y convivencia, metidos en sus chaquetas, le siguen el paso.

El primer punto es Álamos Industrial. Diez negocios son el objetivo. Varios son cerrados por vender licor adulterado o no contar con los certificados básicos. A las 9:00 p.m. es la segunda parada en El Muelle, donde también hay cierres, verificaciones de uso de suelo y llamados de atención en tono de recomendación.

Pero la calma se rompe en el tercer punto. En el barrio Villas del Dorado Norte sube la tensión. Por tercera vez este año un mismo bar es visitado. Los dos dueños se quejan de persecución. Entre murmullos repiten que quieren “joderles el trabajito”. Luego de una llamada y esperar varios minutos llega su abogado, un hombre alto que se abre paso, agitado, entre las escaleras.

Dentro del lugar, unas presuntas trabajadoras sexuales aguardan en las mesas que todo pase rápido. Un policía comenta que en una visita anterior aquí mismo se encontró licor vencido. Por eso la inspección es rigurosa en cada rincón, incluidos los baños.

El abogado trata de ser conciliador sin dejar de ser temerario. Los dueños se alteran más. Entonces interviene el alcalde. Les explica que en los papeles el lugar figura como un supuesto sindicato, pero se evidencia que operan como un establecimiento comercial. Un gestor de la Alcaldía lo reconfirma. Les pregunta a unos clientes si tienen tarjeta de membresía: responden que no. Les indaga si les cobraron por las cervezas tomadas: responden que sí. El alcalde dice a la Policía que proceda. Una nueva suspensión temporal es inevitable.

Sube la tensión. Las jóvenes aplauden con ironía. Agradecen a los policías por “arruinarles el día de trabajo”. El espacio decorado con rojo y negro -paredes, sillas y techo- hace más espesa la escena, que completan unas luces azules intermitentes.

Es el último establecimiento de la noche. La jornada culmina con resultados claros. En los bares el resultado es 54 unidades de licor vencido, 200 registros a personas y 12 establecimientos revisados, de los cuales 8 fueron suspendidos temporalmente. En la calle también hay presencia: 14 comparendos de los hombres de la Dirección de Tránsito y Transporte de la Policía Nacional que paralelamente apoyaban en las calles.

A pesar de las tensiones es una megatoma tranquila. No hubo incautación de armas fuego o dosis de estupefacientes, ni detención de personas como en noches más ‘movidas’. Como sucede en este tipo de operativos, el balance final también responde al azar: nunca se sabe con certeza lo que se va a encontrar. Lo importante es seguir haciendo presencia y reforzando el mensaje de legalidad y seguridad en las noches de Engativá.